Antes de todo, Feliz Navidad a todos los lectores de este blog.
Esta historia es muy apropiada para estas fechas, porque es muy curiosa. ¿Quién se ha preguntado alguna vez por qué se pone un árbol en Navidad? Hay va la historia:
"Era el año 724 y la Evangelización de Europa no era fácil. San Bonifacio, para combatir el fanatismo de aquellas gentes que no terminaban de escuchar su predicación, taló la encina de Geismar, venerada como un dios. Aquellos hombres esperaban que un rayo fulminara a San Bonifacio, pero no ocurrió nada. Con la madera del árbol construyó una capilla y plantó un abeto en honor a Jesucristo. El verde perenne de sus hojas, que ellos estimaban, pasó a ser una figura del Señor. Y pusieron luces en el árbol, luz que es Cristo, el Sol que nace de lo alto.
La catequesis que San Bonifacio les ofrecía era muy clara y caló hasta el fondo de aquellas gentes. Pero se desarrollaría más: en la liturgia de Oriente. En la Navidad oriental se asociaba la figura de Adán a la de Jesucristo, Nuevo Adán, padre de la humanidad redimida de sus pecados. De ahí que e las celebraciones navideñas, se acostumbrara a decorar un árbol con manzanas rojas o bolitas de color, que simbolizaban el pecado. El árbol, que era Cristo, cargado de esas bolas rojas, que eran los pecados de los hombres. Una manera preciosa de hablarnos de la Redención: Dios que salva.
Después de esta bonita historia los jóvenes que fueron a Liébana tienen que recordar que este miércoles tienen una cena en la que verán sus fotos y planificarán el año 2007. Para más información que se acerquen a la parroquia y le preguntan a Don Fulgencio.
También que los niños pueden seguir haciendo sus tarjetas de Navidad, que serán expuestas en las puertas de la parroquia. Hay algunas muy bonitas. ¡Ánimo, que se acaba el tiempo!